Escucha, María, sonríe feliz
desde estas estatuas con o sin hijo Él.
El joven caduco, el niño sin padres,
el viejo solitario, sabrán que tú estás.
Escucha, María, el grito y la voz
de personas que viven la persecución,
personas fraternas, personas audaces,
semillas de tu pueblo cosecha de Dios.
Y TÚ, MARÍA, NOS GUIARÁS.
EL PUEBLO ACOMPAÑARAS,
LA JUSTICIA TRIUNFARÁ.
Y TÚ, MARÍA, MADRE SERÁS.
LA LUCHA COMPARTIRÁS,
TENDREMOS UN MUNDO MÁS JUSTO,
SERÁ POSIBLE EL CIELO AQUÍ.
Escucha, María, preséntale a Dios
la ignorancia extrema y todo el dolor,
los llantos y el hambre de amor y de pan,
el miedo y la angustia, la falta de paz.
Escucha, María, amiga serás
de aquellos jóvenes que buscan calor y amistad,
que crean posible crear utopías,
que vean posible seguir a Jesús.
Escucha, María, nos visitarás
traerás palabras nacidas del corazón.
Nuestras opciones serán las de Jesús.
Tendrá nueva vida el rostro de Dios.