Lunes, 18 de marzo

 

Quinta semana de CUARESMA

«Vete, y en adelante no peques más»

Texto del Evangelio (Jn 8,1-11): En aquel tiempo, Jesús se fue a la montaña de los Olivos. Pero por la mañana se presentó de nuevo al templo. Todo el pueblo acudía hacia Él. Se sentó y empezó a instruirlos.

Entonces los maestros de la Ley y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en el momento de cometer adulterio. La pusieron allí en medio, y le dijeron: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el momento de cometer adulterio. Moisés en la Ley nos ordenó apedrear a estas mujeres. Y tú, ¿qué dices?». Le hacían esta pregunta con malicia por tener de qué acusarle. Pero Jesús se agachó y empezó a escribir en el suelo con el dedo. Ellos seguían insistiendo en la pregunta. Entonces Jesús se puso de pie y les dijo: «Aquel de vosotros que no tenga pecado, que tire la primera piedra». Después volvió a agacharse y siguió escribiendo en el suelo.

Ellos, al oír esto, se fueron retirando uno tras otro, empezando por los más viejos. Jesús se quedó solo, y la mujer todavía estaba allí en medio. Jesús se puso de pie y le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió: «Nadie, Señor». Jesús dijo: «Yo tampoco te condeno. Vete, y en adelante no peques más».

REFLEXIÓN:

Se dice que hoy en día se ha perdido el sentido del pecado. Muchos no saben lo que está bien o mal, ni el porqué. Es lo mismo que decir -en forma positiva- que se ha perdido el sentido del Amor a Dios: del Amor que Dios nos tiene, y de la correspondencia de nuestra parte que este Amor pide. El que ama no ofende. El que se sabe amado y perdonado, vuelve amor por Amor.

Por eso, el sentido de la conversión y de la penitencia propias de la Cuaresma es ponernos cara a cara con Dios, mirar a los ojos al Señor en la Cruz, acudir a manifestarle personalmente nuestros pecados en el sacramento de la Penitencia . Y como a la mujer del Evangelio, Jesús nos dirá: «Yo tampoco te condeno... En adelante no peques más» (Jn 8,11). Dios perdona, y esto trae una exigencia, un compromiso, por nuestra parte: ¡No peques más!