Lunes, 7 de noviembre de 2022


En un ratito de silencio, respira tranquilamente y olvídate de todo lo demás. Hazte consciente de tus propios sonidos. Eres tú y hoy, ahora… Dios está aquí, nos hacemos conscientes de su presencia.

En el nombre el Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


REFLEXIÓN

Más allá de toda apariencia, cada uno es inmensamente sagrado y merece nuestro cariño y nuestra entrega. Por ello, si logro ayudar a una sola persona a vivir mejor, eso ya justifica la entrega de mi vida. Alcanzamos plenitud cuando rompemos las paredes y el corazón se nos llena de situaciones para dar gracias, rostros de seres queridos, sus nombres. Muéstrate agradecido con los regalos que te hace el Señor.


Vemos el vídeo.




Terminamos leyendo individualmente en silencio o de forma grupal la siguiente oración: 

 

Gracias, Señor, por tu compasión hacia mí y mis enfermedades: envidias, avaricias, iras, egoísmos. 

Ayúdanos a sanar para que sepamos mirar a todas las personas con ojos de hermanos y nos contagiemos de una alegría renovadora conforme vamos conociéndote más.