Iniciamos nuestra oración/reflexión, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
REFLEXIÓN
San Francisco de Asís, tan querido por todos como el pequeño gran hermano de los hombres y de las criaturas que lo rodeaban, encarnó este valor de una manera genuina y muy alegre. Él supo descubrir el valor de cuanto le rodeaba como creación de Dios así como su propia misión en ese hogar. Trataba a cada persona con la mejor de sus sonrisas y su amabilidad porque veía en ellas la imagen y semejanza de Dios. Mientras que respetaba y valoraba al resto de las criaturas porque descubre en ellas el vestigio y la huella de Dios. Su desapego de lo material le daba una libertad de espíritu que le hacía descubrir la belleza de todo como resplandor del Creador del bien y la belleza.
Escuchemos lo que nos dice el Papa Francisco sobre el cuidado de la casa común.
¿Hay alguna frase que te ha interpelado?
Madre del Divino Pastor: RUEGA POR NOSOTROS.