¡CONSTRUYE PUENTES, NO MUROS!
Iniciamos nuestra oración, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
REFLEXIÓN
Jesús siempre construyó puentes, llegando más allá de las fronteras. Basta con mirar a la clase de gente con la que Jesús se asoció….
- los «inmorales» (prostitutas y pecadores), los «marginados» (leprosos y enfermos)
- los «herejes» (samaritanos y paganos)
- los «colaboradores» (publicanos y soldados)
- los débiles y los pobres (que no tienen poder ni conocimientos)
Nuestro mundo necesita hoy más que nunca personas capaces de construir puentes y no muros. Los cristianos especialmente deberíamos hacer un mayor esfuerzo en este empeño. En nuestro Colegio, en nuestra clase... nos comprometemos a establecer “lazos de comunión, amistad y afecto…” ¿Es realmente así?
No construimos puentes si no empezamos por “reconstruir” los propios puentes personales dañados. Necesitamos sanar nuestras propias heridas, perdonarnos a nosotros mismos y perdonar a los demás. Reconocer nuestras fragilidades, intentar superarlas en la medida de nuestras posibilidades y procurar que éstas no impidan nuestro propio crecimiento y el de los demás, es una misión que debemos cuidar con esmero.
Madre del Divino Pastor: ¡AYÚDANOS A RECONSTRUIR NUESTROS PROPIOS PUENTES!
Beato José Tous:¡AYÚDANOS A RECONSTRUIR NUESTROS PROPIOS PUENTES!
Hermanas Mártires: ¡AYUDADNOS A RECONSTRUIR NUESTROS PROPIOS PUENTES!