Jueves, día 9 de diciembre

DIOS, ALGO MÁS QUE UNA PALABRA


Dije al almendro: ¡Háblame de Dios! Y el almendro floreció.

Dije al pobre: ¡Háblame de Dios! Y el pobre me ofreció su capa.

Dije al sueño: ¡Háblame de Dios! Y el sueño se hizo realidad.

Dije a la casa: ¡Háblame de Dios! Y se abrió la puerta.


Dije al campesino: ¡Háblame de Dios! Y el campesino me enseñó a labrar.

Dije a la naturaleza: ¡Háblame de Dios! Y la naturaleza se cubrió de hermosura.

Dije al amigo: ¡Háblame de Dios! Y el amigo me enseñó a amar.

Dije al pequeño: ¡Háblame de Dios! Y el pequeño sonrió.


Dije al ruiseñor: ¡Háblame de Dios! Y el ruiseñor se puso a cantar.

Dije a un soldado: ¡Háblame de Dios! Y el soldado dejó sus armas.

Dije al dolor: ¡Háblame de Dios! Y el dolor se transformó en agradecimiento.

Dije a la fuente: ¡Háblame de Dios! Y el agua brotó.

Dije a mi madre: ¡Háblame de Dios! Y mi madre me dio un beso en la frente.


Dije a la mano: ¡Háblame de Dios! Y la mano se convirtió en servicio.

Dije al enemigo: ¡Háblame de Dios! Y el enemigo me tendió la mano.

Dije a la gente: ¡Háblame de Dios! Y la gente se amaba.


Dije a la voz: ¡Háblame de Dios! Y la voz no encontró palabras.

Dije a Jesús: ¡Háblame de Dios! Y Jesús me enseñó el PADRENUESTRO..