Hay días en que encontramos gente abatida o deprimida, hundida en la tristeza, incluso a veces nos sucede a nosotros mismos. Alegra oír a un Dios dispuesto a levantar al que está hundido que baja al fondo del abismo y nos toca y nos levanta.
Señor, cuando todo en mi es tristeza solo me queda esperar a que tu vengas a mi encuentro, me digas palabras de ánimo y me estreches en tus brazos.
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada