Martes, día 26 de abril de 2022

 ¡JESÚS HA RESUCITADO!


¡Aleluya, aleluya! ¡Jesús está vivo!

Buenos días, Jesús, qué alegría saludarte de nuevo, sintiendo que vives entre nosotros. 

Para este ratito contigo, hago silencio, me coloco de una forma relajada, adecuada. 

Respiro profundamente. 

Y empiezo mi oración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.


REFLEXIÓN



Jesús les había anunciado varias veces que después de su muerte resucitaría.  
Pero este anuncio no pareció calar en la mente de los discípulos. 
Su muerte les provocó un dolor tan profundo como para anular toda esperanza. 
Por eso el Resucitado tuvo que reconquistar su confianza a través de una larga pedagogía de encuentros y de pruebas sobre su nueva realidad: tuvo que hacerse tocar por Tomás, caminar, comer con ellos. 
Y son frecuentes las reprensiones de Jesús resucitado frente al estupor y la incredulidad de sus discípulos: «¡Qué necios y qué torpes sois para creer lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías padeciera esto para entrar en su gloria?» «¿Por qué os alarmáis?
 ¿Por qué surgen dudas en vuestro interior?» Es ejemplar el episodio de los discípulos de Emaús, que se alejan de Jerusalén tristes y desilusionados por el naufragio de sus sueños: «Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto» 

ORACIÓN

Hoy es un buen día para ser feliz y para hacer felices a los demás. Te ofrezco este día Señor, para llenar de alegría a cuantos me rodean. Para conseguirlo te digo:

Jesús, enséñame a ayudar en todo momento.

Enséñame a estar atento a las necesidades de los demás.

Enséñame a mostrar mucho amor en lo que hago, a dar mucho amor a los que viven conmigo.

Podré así hacer felices a los demás.

HOY ES UN DÍA MAGNÍFICO PARA SER FELIZ Y PARA HACER FELICES A LOS DEMÁS.

FINALIZAMOS REZANDO: PADRE NUESTRO / GURE AITA.