Jueves, día 21 de abril de 2022


INICIO

Iniciamos nuestra oración: en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

REFLEXIÓN: 

María Magdalena llora, lo ve pero no lo reconoce, se da cuenta de que es Jesús sólo cuando Él la llama por su nombre; los discípulos de Emaús, deprimidos y con sentimientos de derrota, llegan al encuentro con Jesús dejándose acompañar por el misterioso viandante. 
¡Cada uno por caminos diferentes! Buscaban entre los muertos al que está vivo, y fue el mismo Señor el que corrigió el rumbo. Y yo, ¿qué hago? ¿Qué camino sigo para encontrar al Cristo vivo? Él estará siempre cerca de nosotros para corregir el rumbo si nosotros nos hemos equivocado.

"¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?" Esta pregunta nos hace superar la tentación de mirar hacia atrás, a lo que fue ayer, y nos empuja a avanzar hacia el futuro. Jesús no está en la tumba, él es el Resucitado, el Viviente, el que siempre renueva su cuerpo que es la Iglesia y lo hace andar atrayendolo hacia Él. "Ayer" es la tumba de Jesús y la tumba de la Iglesia, el sepulcro de la verdad y la justicia; "hoy" es la resurrección perenne a la que nos impulsa el Espíritu Santo, que nos da plena libertad.» (Papa Francisco)

ORACIÓN

En Pascua, con sinceridad, decimos: 

- Tú vives, has resucitado de entre los muertos. 

En Pascua, con veracidad, decimos: 

- Tú vives, la vida es más grande que la muerte. 

En Pascua, con fe, decimos: 

- Tú vives, y eres la vida.

En Pascua, con seguridad, decimos: 

- Tú vives, y nos enseñas el camino de la vida.